Siempre había querido conocer La Gran Sabana pero por alguna razón, nunca había podido ir.
Hace algunas semanas vi que mi profesor, Juan Carlos Linares, anunció en su ig que iría con la Productora Violeta al plan de «Yoga en El Paují» y decidí escaparme con Joel y probar suerte (También queríamos aprovechar de salir de la rutina unos días).
En este post les contaré cómo me fue.
PRIMERO: RESUMEN DE NUESTROS ACOMPAÑANTES, LA PRODUCTORA Y NUESTRO DESTINO
Violeta 360 es una productora de «viajes de yoga» en Venezuela (Les digo «viajes de yoga» porque la palabra «retiro» me parece inadecuada y aburrida… para mi el viaje fue más una aventura y un compartir muy interesante). Ellos ofrecen diferentes destinos, tales como: Roraima, Canaima, La Gran Sabana, Los Roques y el Delta del Orinoco.
Todos estos destinos son mágicos de por sí, pero hacerlo con Violeta fue una experiencia inigualable: Ellos se encargan del transporte, el hospedaje, las comidas y, ADEMÁS siempre hay una fotógrafo en el grupo, que se encarga de documentar toda la experiencia. El detalle de que haya un fotógrafo me pareció un gran plus en este plan, porque (para los aficionados a la fotografía) siempre es un conflicto el tema de: documentar la experiencia Vs. disfrutarla Vs. salir en alguna foto y que haya algún recuerdo de que tu también estuviste allí.
No hago mención de lo del yoga porque es obvio que, para cualquier yogui, la oportunidad de hacer yoga con sus instructores preferidos en lugares como estos es un sueño hecho realidad.
Nuestra fotógrafa en este viaje fue Andrea Hernandez, una mujer encantadora, muy observadora y con un carisma sereno muy peculiar. Ella, además de ganarse el corazón de cada miembro del grupo, estuvo siempre super dedicada a capturar cada momento especial y cada paisaje durante el viaje. Gracias a ella todos pudimos dedicarnos a disfrutar al máximo sin preocuparnos tanto por documentar la experiencia o hacernos selfies con caras ridículas. Lamentablemente por esta razón yo no saqué tantas fotos como quisiera, pero estoy segura de que las que ella nos entregue valdrán 10000% la pena.
Andrea en el Río del Cajón. Foto por Pietro Fornino
Nuestros profesores fueron: mi querido Juan Carlos Linares y la super cool Maria Carolina Ojeda; ambos excelentes profesores, con estilos únicos y mucha experiencia. Ellos se encargaron de guiarnos todas las mañanas y todas las noches en nuestras prácticas de yoga, lo que hizo que a pesar de las largas caminatas, ninguno de nosotros tuviera dolores musculares.
Todo el grupo con Juan Carlos y María Carolina en el centro. Foto de Andrea Hernandez.
Nuestra Guía de Violeta 360 fue Roberta Ramírez, Licenciada en Relaciones Industriales de la UCAB, con una vocación innegable de servicio, quien mantuvo una sonrisa incansable durante todo el viaje y nos llenó de buena vibra, bailecitos cómicos, detalles y risas cada uno de los días que estuvimos con ella. Es impresionante el amor que tiene por la empresa que representa, Violeta 360 debe sentirse orgullosa de tener embajadoras como ella, tan dedicadas y orgullosas de lo que hacen.
Roberta con su sonrisa incansable.
Nuestro alojamiento fue el Campamento Kawaik, un lugar mágico construido por Mauro y Elsa en el medio de la sabana. Esta pareja ítalo-venezolana de Caracas, decidió hace ya más de 20 años irse a vivir a este lugar y allí formaron un bello campamento y una familia increíble.
El Campamento desde el aire. Foto por Pietro Fornino.
Localizado en el medio de la Sabana, cerca de «El Paují», Kawaik es un lugar único, con todas las comodidades necesarias para pasar un buen rato y dormir rico. Además cuenta con un hermoso «Deck» construido por sus dueños, especialmente para hacer yoga.
Todos juntos en el Deck. Foto por el done de Pietro
Una de las cosas que más llamó mi atención fue que cada ventana de su casa tiene un detalle especial, ni una esquina fue pasada por alto. Volvería mil veces.
Detalles de la casa de Mauro y Elsa en Kawaik
AHORA COMENZAMOS: EL CAMINO DE IDA Y LA LLEGADA A KAWAIK.
Nuestro viaje comenzó en Maiquetía a las 3:50 am, donde chequeamos las maletas, y nos encontramos con todo el grupo mientras pagábamos los impuestos de salida, etc…. Nos montamos en el avión a las 5:00 am, una hora después llegamos a Puerto Ordaz donde tomamos nuestras respectivas camionetas, en las cuales permaneceríamos durante 12 horas, hasta llegar a Kawaik.
Una vez dentro de las camionetas fuimos conociéndonos unos a otros mientras rodábamos por varias ciudades, pueblitos, paisajes bonitos, regulares, feos… (Pasamos por la caritas jajajaja, por eso digo feos.).
En camino hacia Kawaik
El recorrido fue bastante gracioso, y sacó a relucir el folclórico sentido del tiempo que tiene la mayoría de los venezolanos que no viven en la capital: Me refiero a este tipo de situación:
-¿Cuánto tiempo tarda el recorrido?
-Es largo
-¿Largo de cuántas horas?
-Largo (Cara de seriedad y de «no insistas»)
(Horas después)
– ¿Cuánto nos falta mas o menos?
– Nos falta bastante, como 5 horas
– Wow… ok…
(3 horas después)
– ¿Ya faltan como 2 horas entonces?
– Noooo, ahora es que vamos por la mitad, faltan como 5 – 6 horas todavía.
En conclusión, nunca supimos exactamente cuanto faltaba para llegar a ninguna parte, ni qué distancia recorrimos, pero llegamos. El camino fue larguísimo!!! pero el paisaje de La Gran Sabana es tan cautivador que se hizo corto en algunas partes.
Aquí les dejo un mapita para que vean la distancia que recorrimos entre Caracas y La Gran Sabana.
Nos detuvimos en el camino para ver el Roraima, tuvimos suerte porque estaba casi totalmente despejado.
El Roraima desde la carretera.
El tramo final para llegar a Kawaik fue bastante fuerte, porque en esa zona sólo hay carreteras de tierra con muchas irregularidades y «nos batieron» hasta más no poder. Lo bueno fue que al bajarnos de allí ya nos conocíamos como si nos hubiéramos criado juntos jajaja!
En camino. Joel estaba un poco «cansado», César como siempre, sonriente jajaja!
Eran las 8 pm cuando llegamos. Bajamos nuestras cosas, Roberta se encargó de distribuirnos en nuestras habitaciones y cenamos todos juntos. La comida estuvo divina y reparadora. La cocina de Elsa hace que ser vegetariano sea fácil (por unos días).
Violeta nos dio nuestro primer regalito esa noche: Una «Chuchería labial» de Arte+Sano que nos gustó muchísimo, sobre todo a las mujeres! jaja!.
Luego de conversar un rato en la mesa y conocer mejor a los que venían en las otras camionetas, nos fuimos a la cama, a dormir como bebés.
PRIMER DÍA EN KAWAIK: LA MEDALLA Y LA INVASIÓN DE LAS HORMIGAS
La Alfombra de bienvenida de nuestro querido Deck junto a las chilotas de los más puntuales
A sanctuary in the midst of nowhere
Nos levantamos temprano, para nuestra primera práctica de Yoga en la Sabana (Joel no pudo ir porque estaba muy ocupado durmiendo jajaja). A las 7:00 am ya estábamos todos sobre nuestros mats, bien dispuestos para seguir las instrucciones de Juan Carlos Linares.
Antes de comenzar Roberta nos sorprendió con un aceite «anti-bichos» de la marca Arte+Sano, unas flores color violeta y un mensaje motivador de «buenos días». Creo que todos los que estábamos allí nos sentimos muy agradecidos en ese momento:
Estábamos en el medio de la sabana, con un día soleado, en nuestro deck, sobre nuestros queridos mats de yoga (Somos yoguis, nuestros mats son el equivalente inanimado de una mascota para nosotros – en términos de amor -), rodeados de gente linda y encima nos dan regalos!! JAJAJAJA!. Cabe acotar que yo estaba super preocupada porque iba a oler a vitamina B12 todo el viaje y este aceite Anti-bichos, con aceites esenciales de Cedro, Lavanda, Malojillo, Citronella, Albahaca, ME HIZO EL VIAJE!!!… huele DIVINO!, hidrata la piel y encima aleja la plaga (De hecho, cuando se me acabe pienso comprar otro). Ese olor me acompañó todo el viaje y estoy convencida de que usar ese aceite me va a transportar mentalmente a La Gran Sabana siempre.
Luego de recibir nuestros regalitos, hicimos nuestra práctica de yoga matutino, que estuvo super sabrosa y activante, además hacer shavasana con «el altar» (Un pequeño tupuy) en frente y poder dirigir nuestra energía hacia esa dirección es una experiencia maravillosa. Gracias Juaqui, por darnos esa idea.
Luego de la práctica, nos fuimos a desayunar y Elsa nos recibió con unas arepitas SUPER CRUJIENTES con linaza y maíz dulce, huevitos revueltos y otros acompañantes, entre los cuales estaba un jugo de parchita natural DIVINO y té de Jamaica. Todos quedamos fascinados y con barriguitas bien llenas para comenzar nuestro primer paseo por El Paují.
Fuimos a «La Medalla», un salto pequeño pero precioso, con un recorrido a pie sobre las piedras que estuvo muy divertido (Menos para Alberto, que se cayó como 17 veces – y eso que andaba en medias- Menos mal que es duro como una piedra y no le pasó nada).
Camino a La Medalla
Nos dimos un chapuzón, «echamos cuento» un rato, como decimos los venezolanos y luego emprendimos el camino de vuelta a pie hasta la posada (les debo las fotos porque mi cámara se quedó sin batería ese día, Andrea me va a mandar alguna).
Este paseo nos sirvió para conocer un poco la zona, ubicarnos y relajarnos después del largo viaje en camioneta el día anterior.
Selfie en el camino de regreso
Al llegar nos recibió un rico almuerzo vegetariano y ligero (para no estar demasiado llenos durante nuestra práctica vespertina) y luego de comer tuvimos tiempo de ocio para que cada quien hiciera lo que le provocase: echarse en el chinchorro, ponerse a tomar sol, echar una siesta en la habitación, leer, pintar, escribir o pegarse una ducha.
Pietro y Mayaya decidieron ponerse a jugar con el drone.
Joel y yo decidimos echar una siesta PERO nos recibió una ingrata sorpresa en la habitación: una horda de hormigas voladoras había tomado parte de nuestra habitación y aumentaba en número cada minuto!. Nuestra primera reacción fue escondernos, luego se metían debajo de la sábana, entonces decidimos atacarlas con las velas de citronella (algunas cayeron en la trampa y murieron, pero seguían superándonos en número). Luego vinieron unas lagartijas a darnos apoyo (una de ellas se comió a 17 enemigos), finalmente, después de todas estas batallas, decidimos que lo mejor era salir de la habitación e ir ubicando nuestros mats para la práctica («seguro afuera no hay bichitos de estos»).
Salimos y nos dimos cuenta de que éramos unos ILUSOS!: el deck de yoga también estaba siendo sobrevolado por un ejército de bichitos inofensivos pero molestos, los cuales, debido a su corto tiempo de vida ya estaban empezando a perder sus alitas y se convertían en simples hormigas caminantes.
A las 6:30 pm tuvimos nuestra primera práctica con María Carolina, y estuvo alucinante. Esta profesora tiene un estilo muy fluido y activo de yoga, verla es como ver a una bailarina que fluye entre ásana y ásana. Nos puso a todos a «bailar» y a sudar sobre el mat (A pesar del ataque de las siniestras hormigas de lluvia).
Esta clase fue bastante retadora: comenzamos cubiertos de bichitos y Maria Carolina actuaba como si ellos no estuviesen allí, así que no nos quedó otro remedio que aceptarlos, entregarnos a la práctica y tener MUCHA MUCHA MUCHA PACIENCIA!.
Nuestros mats quedaron «aderezados con alitas crunchy» (Palabras de la profe) y nosotros, (después de mantener la concentración por 1 hora y media, entre zumbidos, texturas extrañas en nuestros pies y manos y hormiguitas caminándonos por el cuerpo), salimos de esa práctica como todos unos «maestros swan» jajajajajajaj!!. Pa´que sepan: hicimos shavasana y todo, nosotros no comemos cuento.
La clase terminó de noche mientras caía una ligera lluvia, lo cual fue perfecto para relajarnos bien profundamente durante la shavasana (Además los bichitos ya habían muerto). Hacer yoga al aire libre, de noche y sin luz eléctrica, pone a prueba el equilibro y la percepción del espacio, fue tremenda experiencia.
Hicimos blind yoga aderezado con alitas crunchy. By María Carolina.
Nos levantamos de shavasana y nos fuimos todos directo a cenar!!…. recuerdo que Elsa nos hizo una ensalada de garbanzos con pimentón que estaba divina, no recuerdo lo demás pero sé que comimos rico y de ahí nos fuimos felices para la cama porque al día siguiente tocaba el paseo más largo: El Abismo!
P.D.: En nuestra habitación aún habían algunos supervivientes voladores. Las lagartijas se ocuparon de ellos.
SEGUNDO DÍA EN KAWAIK: EL ABISMO Y EL CAMBIO DE CONSCIENCIA
Este día nos levantamos a la espectativa: si el día amanecía soleado iríamos al abismo, si amanecía nublado íbamos a otro paseo más cercano. Por suerte, pasó lo primero.
María Carolina nos guió durante nuestra práctica de la mañana, esta vez sin invasiones insectívoras y preparó nuestros músculos para el largo camino hacia el abismo. Como siempre, la práctica estuvo divina y el desayuno también: este día desayunamos PANQUECAS con mermelada de guayaba, sirope de papelón, mantequilla y quesito. Bastantes carbohidratos para llegar al abismo con energía.
Savasana después de la práctica mañanera. Foto de Daniela James.
Todos fuimos a equiparnos para ir al abismo y arrancamos. Hicimos un trayecto en carro, hasta la cabaña Achipapay y luego, «le pedimos permiso» a la montaña y comenzamos nuestro camino a pie hacia el abismo.
Parte del grupo antes de subir
Se acordó hacer el ascenso hacia el abismo en silencio para que cada quién se tomase un tiempo a solas (Dicen que mientras se camina, se pueden hacer muy buenas meditaciones). Yo intenté seguir las indicaciones, pero mi experiencia fue bastante diferente y creo que muchos del grupo tuvieron la misma experiencia que yo:
El camino, a pesar del volumen de vegetación, estuvo fácil y seco, al principio, así que no había problema, pero llegó un punto en el que todos los senderos posibles eran un «mini río» y no había forma de mantener el calzado a salvo del agua.
Señales
Supongo que todo el mundo sabe lo molesto que es caminar con un charco dentro de los zapatos, así que TODOS estábamos más preocupados por pisar en seco que por cualquier otra cosa: esquivábamos charcos, pisábamos a las orillas del sendero para no mojarnos, analizabamos cada paso antes de darlo para optimizar el nivel de «no mojadura», y así estuvimos por horas!!!…. De hecho, al llegar a «La Cabaña de Vilma», muchos de nosotros decidimos no bañarnos en el río que tiene cerca, para mantenernos secos y llegar así al abismo.
Matha, César, Joel y yo camino al abismo
Guada, Mayaya y yo camino al Abismo
Esto se mantuvo así hasta que progresivamente nuestros zapatos inevitablemente se fueron mojando y nosotros nos fuimos cansando de esquivar la realidad: había que caminar en el agua y nuestros zapatos se iban a convertir en tanquecitos de agua caliente… YA! (PRIMER CAMBIO DE CONSCIENCIA).
Entrada a la cabaña de Vilma, también conocida como «Ecoposada Kunabayna»
La Cabaña de Vilma
Mayaya dando algún tipo de instrucción desde la cabaña de Vilma
Durante nuestra parada en ¨La Cabaña de Vilma» (Not my favourite house, aunque considero que la señora fue bien valiente yéndose a vivir tan lejos y tan aislada), algunos se dieron un buen chapuzón, nos comimos unas bocadillos de atún muy ricos para recargar fuerzas y continuamos con nuestro ascenso, esta vez bajo la lluvia (Yo no llevé impermeable, pero llovía suave).
El grupo casi llegando a «El Abismo»
Al llegar al Abismo, nos recibió una pared blanca de nubes. No podíamos ver nada.
Comenzamos a hablar y a desesperarnos un poco, queriendo que las nubes se quitaran de nuestra vista, cuando nos calmamos las nubes se volvieron más ligeras y pudimos comenzar a ver algo a través de ellas. En ese momento Juan Carlos nos pidió que le hiciéramos un regalo: 5 minutos de silencio.
Sube el telón, aparece El Abismo.
Las nubes desvaneciéndose. Andrea captando el momento a la izquierda.
Durante esos 5 minutos, que se convirtieron en más de 10, las nubes se retiraron completamente y pudimos ver el «mar de selva amazónica» infinito a nuestros pies. Pudimos escuchar el rugir de un río que se escondía entre la vegetación, y los múltiples sonidos de la infinidad de animales que debe haber allá abajo. Es una experiencia inigualable. Les dejo aquí un videito grabado por Daniela James durante ese momento.
Estar en El Abismo es como estar en un balcón donde Dios te muestra una botellita de «vida concentrada» (marca ACME jajajaja), si te pudieras llevar esa botella a Marte y echar una gota de lo que hay allí en ese planeta, sin duda comenzaría a haber vida en segundos. ALUCINANTE.
El Abismo captado por el drone de Pietro
El lugar es tan enorme, tan virgen, tan imponente y tan poderoso que te das cuenta de que cada uno de nosotros es simplemente una hormiguita arrogante. Allí es donde se encuentra el verdadero centro de poder el mundo, no en nuestras ciudades asquerosas. Si ese pulmón vegetal deja de funcionar, el mundo completo está perdido. (SEGUNDO CAMBIO DE CONSCIENCIA).
Disfrutando el Abismo. Mr. Benz took it!
Mr. Benz en El Abismo
El Team!… Creo que esta foto es de Pietro También!
Luego de romper el silencio, pasear por allí, tomarnos fotos, comer platanitos y saludar al Drone de Pietro (gracias por llevarlo Pietro, sin ti hubiera sido imposible tener tantas imágenes de ese lugar), decidimos irnos y comenzar a bajar. Algunos podrán decir que estoy un poco loca, pero fue impresionante ver que a penas decidimos voltearnos, las nubes volvieron a hacer una pared blanca frente al Abismo, como si hubieran entendido que «se acabó la función» y no pudimos verlo más. El Abismo se había abierto sólo para nosotros y luego se volvió a aislar del mundo.
Al comenzar el descenso, no sólo volvieron las nubes, también comenzó a llover, pero esta vez de verdad. Las gotas eran GIGANTES, el viento estaba fuerte y comenzó a hacer frío del bueno. En ese momento fue cuando terminamos de olvidarnos de estar secos, de nuestra ropa, del peinado o de las fotos y el regreso a casa comenzó a ser una misión. (TERCER CAMBIO DE CONSCIENCIA).
El Abismo nos enseñó que la mayoría de las cosas que nos preocupan día a día son superfluas y vanas. Nos enseñó que salir de la zona cómoda no es tan difícil, quedarse allí es lo estúpido, al salir te das cuenta de que nada de lo que pensabas era cierto… nada es tan incómodo, nuestras expectativas, preocupaciones y metas son muchas veces impuestas (no propias, no reales) y los caminos difíciles enseñan más que las carreteras pavimentadas.
El camino hacia el Abismo, el rato que pasamos allí y el camino de regreso fueron para mi la mejor experiencia del viaje, porque aunque no quieras, reflexionas. Además el largo camino hizo que todos compartiéramos bastante y pasáramos buenos ratos.
Joel y yo llegamos corriendo a bañarnos en «La Ducha Caliente». No piensen mal! jaja!, el nombre es literal: El campamento tiene UNA DUCHA DE AGUA CALIENTE alimentada por energía solar al aire libre. Es una experiencia increíble bañarse ahí, en el medio de la sabana, viendo todas las estrellas arriba y toda la selva al rededor y todo esto con agüita caliente!. Lo malo fue que no pudimos tomarnos mucho tiempo porque ese día la ducha estaba muy solicitada! jajaja.
Esa noche no hubo práctica de yoga, fuimos directo a cenar y se me iluminaron los ojos cuando vi «CARNE!!!». No era carne sino una imitación de ella hecha de soya, sin embargo, estada excelente!!!! y cenamos como reyes.
Después de cenar hicimos una meditación todos juntos, guiada por Juan Carlos (No doy explicaciones sobre las meditaciones porque creo que son experiencias que hay simplemente que vivir) y nos fuimos todos como nuevos a la cama.
TERCER DÍA EN KAWAIK – FANTASMITAS DE CAOLÍN Y NOCHE DE DEEKSHA
El tercer día, luego de nuestra práctica mañanera (genial, como de costumbre), y de desayunar unas arepitas más ricas que el pan con queso, decidimos hacer un paseo corto y dedicar la tarde a descansar.
Práctica mañanera. Foto by Gioco.
Ah!!! que no se me olvide que este día Violeta nos hizo otro regalo!: En la mesa del desayuno nos conseguimos con un jaboncito de lavanda «Dulces Sueños» de Arte+Sano que olía a gloria!, junto con nuestro mensajito violeta y nuestra florecita. ME ENCANTÓ!.
Otro regalito Violeta.
Fuimos caminando a un río cercano al campamento, este río desemboca en «El Cajón» (Destino del cuarto día) y es un río precioso, bastante caudaloso y con numerosas caídas de agua durante todo su recorrido. Pasamos la mañana en una de ellas.
Creo que podríamos afirmar que este día nos dimos una sesión de Spa en la Sabana.
Yo me llevé mi jaboncito de lavanda de Arte+Sano (Al ser 100% natural es biodegradable) y me di un baño profundo en el río. Ese día descubrí que bañarse en el río es como 127864 más eficaz que bañarse en la ducha y mucho más sabroso: Lo que haces es enjabonarte bien y luego te dedicas a nadar felizmente mientras el jabón se va!! PURE BLISS! 🙂
De repente Roberta sacó una bolsa de un polvo blanco llamado «Caolin», lo mezcló con agua y comenzó a ponérselo en todo el cuerpo. Sinceramente yo no sabía para qué servía eso pero hice lo mismo que Roberta y poco a poco todos fuimos quedando como fantasmas blancos sobre las piedras del río.
El Grupo disfrutando el caolín y el río :). Foto de Andrea Hernández.
Resulta que al llegar a Caracas averigüé más sobre el Caolin, y estas son algunas de sus propiedades:
PROPIEDADES DEL CAOLÍN
Limpia y desinfecta. Su acción descamativa limpia la piel de impurezas y células muertas. A su vez, la desinfecta para evitar que microorganismos provoquen estrés celular.
Regenera activamente. Al deshacerse de las células muertas, promueve el crecimiento y desarrollo de nuevas células, previniendo las arrugas y otras líneas de expresión.
Exfolia. Su textura suaviza la parte del cuerpo donde la apliques. Notarás el cambio desde el primer momento. No tengas miedo en usarla, porque cuida hasta las pieles más sensibles.
Nutre, debido a la presencia de minerales.
Sus efectos se pueden mejorar. Otra de las grandes ventajas de la arcilla blanca es que puedes combinarla con otros ingredientes cosméticos a la hora de preparar la mascarilla. Puedes emplear aceite de jojoba, aceite esencial de lavanda, aloe vera, miel… Cualquier otro principio activo sumará sus propiedades a la mascarilla, algo que se reflejará posteriormente en la salud de tu rostro.
(Fuente: AceiteDeArganWeb).
Ahora me arrepiento de no haberme traído un saco completo de ese polvito!!…. Aunque Juan Carlos lo hizo y estuvo detenido un tiempito en el aeropuerto porque los guardias pensaron que era otra cosa! jajajaja!.
Mientras esperábamos a que el Caolín se secara, nos comimos una patilla DIVINA! de merienda, luego nos quitamos el disfraz de fantasmas y regresamos a Kawaik.
Tuvimos un almuerzo bastante ligero, y nos dedicamos a caerle a preguntas a Juan Carlos y a Mayaya sobre el Deeksha giving y la Oneness University. Así que luego de descansar un rato, hacer nuestra práctica nocturna y cenar rico rico; Juan Carlos decidió que junto a Mayaya, Martha y Pietro, nos explicarían más sobre el tema y haríamos una meditación especial, vaya que fue especial!.
Tiempo de Ocio: Alejandra pinta, Andrea contempla, Damián planea su siguiente tremendura
Tiempo de Ocio con la Luz de La Sabana
Alejandra Inspirada
Tiempo de Ocio desde lejos
Justo cuando íbamos a salir del deck para acostarnos a dormir, comenzó a caer EL PALO DE AGUA: Nos tuvimos que «arrejuntar» todos en el centro del deck para no mojarnos y no pudimos salir de allí durante un tiempo, pero esto sirvió para compartir un rato muy chévere en grupo y conocernos más unos a otros. Al final descubrimos que la lluvia siempre lograba cosas especiales con su presencia.
ÚLTIMO DÍA EN KAWAIK – LA ESMERALDA, EL CAJÓN Y LA RUEDA DE LA VERDAD
Una pequeña cascarita que había de camino a La Esmeralda. Foto de Daniela James.
Comenzamos el día con una práctica especial de Juan Carlos: Una practica con «straps» o cinturones. Hicimos diferentes tipos de asanas con el apoyo de los cinturones: Equilibrios, apertura de pecho, refuerzo de bases para inversiones, etc… y terminamos todos fascinados.
Estábamos algo nostálgicos porque sabíamos que era nuestro último día, pero el desayuno estuvo divino!: Elsa y Mauro hicieron unos panes parecidos al pan de pita y nos los sirvieron con quesito rayado, mantequilla y mermelada de guayaba. Yo hubiese seguido comiendo eso por 5 días consecutivos, pero había que compartir!. Además, la idea del viaje tampoco era regresar con 10 kg. de más!.
El paseo del día sería un cierre perfecto: Ir a «La esmeralda» y a «El Cajón». El día estuvo soleado desde temprano y el paseo fue emocionante: El terreno era muy irregular (hasta tuvimos que usar cuerdas para bajar algunas partes dentro de la selva) y los lugares a los que llegamos eran magníficos.
Camino a La Esmeralda
Una selfie con el gran Pietro
Casi llegando a La Esmeralda
Nuestra acompañante estrella fue «Tinta», una perra labradora que se encargó de cuidarnos y animarnos a todos a saltar dentro del agua helada de «La Esmeralda», una pequeña cada de agua escondida entre la vegetación de la selva que suele verse siempre de un color verde intenso (Nosotros no tuvimos la suerte de ver ese color porque estamos en época lluviosa), les debo fotos de este lugar, pero nuestra fotógrafa Andrea me enviará alguna de sus fotos para poder compartirlo con ustedes.
Tinta!
Mientras tanto les dejo una foto del Pozo Esmeralda en todo su esplendor tomada de OrinoquiaPhoto
Seguimos de La Esmeralda hasta llegar al famoso Cajón: Un salto de agua muy bonito, potente y lleno de energía; rodeado por muchas piedras planas y lugares super cómodos para echarse un rato a hablar o a tomar sol. Uno de mis lugares preferidos.
Disfrutando de El cajón. Foto tomada por Joel involuntariamente durante un video que grababa de sí mismo bailando como loco debajo del agua de El Cajón. Les muestro en el video a continuación.
Algo de humor. Cosas como esta pasaron en El Cajón:
Además de bailar, nos dedicamos a pasear sobre las piedras y meternos bajo la caída de agua durante horas. Yo aproveché de volver a sacar mi jaboncito de lavanda y darme otro baño sabanero. Almorzamos una pasta muy sabrosa y TENÍAMOS POSTRE (algo inesperado cuando estás de excursión): un pie de chocolate que nos hizo Elsa y que desapareció en segundos!.
Luego de almorzar emprendimos el regreso a Kawaik. Llegamos ya en la tarde directos a nuestra última práctica sabanera. Le pedimos a María Carolina que tuviera misericordia con nuestras piernas, así que nos regaló una «práctica de suelo» SUPER que nos relajó todos los músculos del cuerpo y nos permitió absorber los últimos pedacitos de energía yogui sabanera.
Elsa nos preparó una cena magnífica y luego de reponer fuerzas, Mauro hizo una fogata grandísima afuera donde hicimos nuestra «Rueda de la Verdad»: Todo el grupo se reunió por última vez en el campamento para conversar sobre sus expectativas en este viaje y que fue en realidad lo que cada uno se llevó como experiencia.
El resultado de esta rueda fue incomparable: Todo el mundo se llevó una experiencia increíble, mucho aprendizaje, fotos hermosas, aventura, amor por Venezuela, muchos tuvieron aquí su primer contacto real con el yoga, otros tuvieron por primera vez el chance de desconectarse de la sociedad y conectarse consigo mismos, pero TODOS nos llevamos un grupo nuevo de amigos. Terminamos siendo «La Familia Paují».
EL REGRESO A LA JUNGLA DE ASFALTO
La Familia Paují comenzó el viaje de regreso a Caracas el día 2 de junio a las 3:00 am.
Vimos el amanecer de La Gran Sabana desde nuestras camionetas y lo disfrutamos muchísimo, pasamos por el puente construido por el Sr. Eiffel en «El Dorado» y nuestro chofer nos enunció los nombres de todos los tepuyes que íbamos divisando en el camino.
Puente Eiffel
Vista de La Gran Sabana durante nuestro camino de regreso
La Gran Sabana en todo su esplendor
Llegamos a Puerto Ordaz a las 4 pm, puntuales para nuestro vuelo de las 6, PERO el vuelo se retrasó hasta las 10 pm, así que ni cortos ni perezosos, armamos nuestra sala social en el aeropuerto:
Alejandra y Yo nos pusimos a pintar con acuarelas (Descubrí que no lo hago mal! jaja) mientras participábamos junto con Andrea, César, Mayaya y Guada en una «Mesa de la verdad» donde César se dedicó a investigar «Qué es lo que las mujeres realmente quieren», esto devino en otros temas conexos donde tuvimos participaciones especiales de «Carlos – Sabías que», Juan Carlos «El galgo» , Joel y María Carolina.
Alberto «Pitbull», después de tomarse fotos con todo el personal del aeropuerto y de levantarse a todas las vendedoras de los quiosquitos, fue el ganador de una partida de dominó donde participaron Sonia, Pietro y Maria Carolina (Hasta donde yo supe).
Roberta participó en todos los eventos sociales que se desarrollaron en esa sala de espera, mientras nos mantenía a todos consentidos con un carrito de avión y nos daba jugo.
El grupete en el aeropuerto
En resumen, conseguimos la manera de seguir gozando a pesar de la tardanza del avión y del cansancio.
Embarcamos a las 10:00 pm, y Roberta nos sorprendió con otro regalito Violeta: Unas tartaletas de almendras de la marca nacional «Yogranola«. Me sorprendió que ella siguiera manteniendo la energía para escribirnos mensajes lindos y darnos regalitos aún después de TANTO cansancio. De verdad gracias Rober, sin tí este viaje no hubiese sido lo mismo.
Enjoy the ride
Llegamos a nuestras casas 22 horas después de salir de Kawaik, y aún con el cansancio que teníamos, seguíamos estando felices de haber hecho este viaje.
Espero que mucha gente tenga la oportunidad de hacer un viaje dentro de Venezuela con Violeta360, porque inicitivas como esta son las que vale la pena apoyar y personas como las que conforman esta empresa son difíciles de conseguir.
Muchos de nosotros no conocemos nuestro país y continuamos poniéndonos excusas con el pasar de los años para no hacerlo. Tenemos un país hermoso, es nuestro deber conocerlo y cuidarlo.
GRACIAS VIOLETA!